Antonio Reguera se libra de una condena de cuatro años por tenencia de armas y explosivos, tras finalizar los diez meses de trabajos de comunidad al servicio del mismo cura ultraconservador de Cacabelos que ofició misas para librarle de prisión
El neonazi residente en la pedanía de Quilós, en la localidad leonesa de Cacabelos, que en el año 2010 fue denunciado ante la Guardia Civil por la Plataforma Antifascista del Bierzo, tras identificarlo en varios vídeos colgados en redes sociales disparando armas de todo tipo en espacios públicos, no ha cumplido ni un sólo día de prisión por la condena impuesta por la Audiencia Provincial de León en 2015.
El Rambo del Bierzo no sólo hacía ostentación de sus armas, sino también de simbología nazi y había convertido su casa y su propio cuerpo en lugares de culto al nazismo y a su máximo exponente Adolf Hitler, donde no faltaban vídeos y música nazi que Reguero ponía a todo volumen y podía ser escuchada en todo el vecindario.
La vivienda registrada por la Guardia Civil estaba empapelada con cartelería, banderas e insignias nacionalsocialistas, junto a soportes en la pared donde exponía su arsenal emulando a los supremacistas blancos norteamericanos fortalecidos con la llegada de Donald Trump. Quienes le conocen aseguran que Reguero es un hombre agresivo y desafiante y que siempre va rodeado de una camarilla ideológicamente afín.
Dilación judicial
Lo que resulta sorprendente es que, tras ser detenido en abril de 2010, registrada su casa, incautado su arsenal y demás elementos incriminatorios, Reguera fue puesto a disposición judicial, pero el caso se quedó durmiendo el sueño de los justos durante cuatro años en los juzgados de Ponferrada. Mientras tanto, el neonazi imputado regresó a su vida normal en el pueblo, sin que le fueran impuestas medidas cautelares de las que se tenga conocimiento.
No sería hasta el año 2014 cuando el Juzgado de Instrucción número 1 de Ponferrada, partido judicial al que pertenece Cacabelos, en Procedimiento Ordinario, finaliza el sumario 1/2014 con una petición de 11 años de prisión por parte de la Fiscalía en abril de 2015, por los delitos de depósito de munición de guerra, otro de tenencia ilícita de armas y un tercero de tenencia de sustancias y aparatos explosivos. El trámite continuó dando traslado de la causa a la Audiencia Provincial de León para la celebración de la vista, que no tendría lugar hasta el 23 de noviembre de ese mismo año. Es decir, desde su detención hasta la celebración de la vista transcurrieron 5 años y 9 meses.
Tras la detención de Antonio Reguera los sectores más ultraconservadores de Cacabelos se manifestaron por su libertad y realizaron una recogida de firmas en su apoyo. El máximo paladín del neonazi fue Jesús Álvarez, el sacerdote de Cacabelos, de la Parroquia de la Asunción, quien fechas antes del juicio movilizó a sus feligreses con alegatos en su defensa en las misas del domingo.
El párroco es muy conocido en su pueblo porque acostumbra, desde el púlpito, a atacar sistemáticamente al gobierno municipal de izquierda que gobierna el municipio, tanto por su gestión como por sus principios ideológicos. Además, el polémico párroco, amigo del exalcalde del PP, es el delegado de la cadena COPE en Ponferrada y hombre con muchos contactos en las altas instancias del poder regional conservador a todos los niveles.
Trabajos para la Comunidad 300 jornadas
Tras la sentencia condenatoria, el mismo tribunal dictó cinco meses después, en marzo de 2016 una ejecutoria por la que defendió la suspensión de la condena, ya “que los hechos enjuiciados datan de hace más de seis años, al punto de haberse estimado en la sentencia la concurrencia de la circunstancia atenuante muy cualificada de dilaciones indebidas, que el penado merece la consideración de delincuente primario, que la sentencia dictada no impone obligación de reparar daños o perjuicios, que no se conoce que el penado tenga otros procedimientos abiertos y que colaboró eficazmente al esclarecimiento de los hechos”. En resumen, la sentencia quedó en suspenso durante tres años y siendo sustituida por una pena de diez meses de Trabajos en Beneficio de la Comunidad, a condición de volver a delinquir.
El Ayuntamiento de Cacabelos esperaba hacerse cargo de la gestión de estos trabajos sociales como hace habitualmente con otros condenados. Algunos medios, incluso, apuntaron la posibilidad de que las cuatro horas diarias que debía dedicar fuera para barrer las calles. Pero todos estaban equivocados.
Al parecer, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ya había preparado su solución. Así, en un escrito de fecha 16 de junio de 2016, al que ha tenido acceso Público, se acordó que Antonio Reguera, el Rambo del Bierzo, cumpliría su pena de Trabajos en Beneficio de la Comunidad en Cáritas de Cacabelos, a las órdenes del párroco Jesús Álvarez, el mismo sacerdote ultraconservador que movilizó a sus parroquianos y dedicó dos misas para impedir que el vecino neonazi no entrara en prisión. Y así fue.