El presidente Obama afirma estar ‘decepcionado’ con la decisión
El alto tribunal declara inconstitucional una parte clave de la ley de 1965
María Ramírez. EL MUNDO.- Casi cinco décadas después de que Estados Unidos aprobara la ley para evitar la discriminación contra los votantes afroamericanos, el Tribunal Supremo decidió este martes contra la vigilancia en las urnas que se sigue aplicando sobre todo en los estados del sur.
La alta corte declaró inconstitucional la sección 4 de la ley del derecho de voto que permite que el Estado central controle más a los estados sureños y otros acostumbrados históricamente a poner trabas a las minorías, por ejemplo con exámenes de inglés. Hasta ahora cualquier cambio en las reglas de votaciones en partes «designadas» del país tenía que ser aprobado por el Gobierno o un tribunal federal. Pero el Supremo asegura que el Congreso tiene que actualizar su concepto de zonas de peligro porque ya no se corresponde necesaria y completamente con la lista actual, concentrada, sobre todo, en el sur del país.
La ley ha servido durante décadas para proteger especialmente a los afroamericanos y otras minorías, entre ellas de los hispanos, que ahora también están en el centro de disputas electorales por discriminación en las urnas sobre todo por los requisitos de identificación.
Según la sentencia, aprobada por cinco a cuatro, «las cosas han cambiado radicalmente» en los últimos 50 años. Los jueces subrayan que los artículos sobre la vigilancia de los colegios electorales y las autoridades locales eran medidas temporales «que tenían que haber caducado después de cinco años». Aun así, reconocen que la ley «ha demostrado su éxito para afrontar la discriminación racial e integrar el proceso de votación».
El origen de la Ley
La ley de 1965, obra del Gobierno de Lyndon Johnson, fue renovada íntegramente en 2006 y durante 25 años más por el Congreso, que aún puede aprobar modificaciones para volver a instaurar protecciones especiales pese a esta sentencia del Supremo. La corte, de hecho, sugiere al Congreso que encuentre otra «fórmula basada en las condiciones actuales» para decidir qué zonas necesitan más supervisión en lugar de utilizar datos de los años 60.
En este caso, la sentencia se refiere a un condado de Alabama a las afueras de Birmingham, la ciudad donde nació Condoleezza Rice y la ciudad donde tuvo lugar uno de los episodios más brutales de odio racial de Estados Unidos, cuando cuatro niñas fueron asesinadas en un atentado contra una iglesia baptista en 1963. El asalto, de hecho, también contribuyó al movimiento que empujó al Gobierno a aprobar la ley contra la discriminación en las urnas.
El condado de Shelby asegura que tiene derecho a organizar sus elecciones sin supervisión especial y, en particular, se quejaba de que la vigilancia llegue hasta al menos 2031, según marca la última versión de la ley aprobada por la Administración Bush.
Los estados afectados hasta ahora por esta supervisión desde Washington son Alabama, Alaska, Arizona, Georgia, Luisiana, Misisipí, Carolina del Sur, Texas y Virginia. Además también hay controles especiales en varios condados de California, Florida, Nueva York, Carolina del Norte, Michigan y Dakota del Sur.
En un gesto infrecuente, el presidente Barack Obama comentó la sentencia del Supremo. «Estoy profundamente decepcionado», dijo que el primer presidente afroamericano de Estados Unidos y ex profesor de Derecho Constitucional. Obama destacó que durante cinco décadas la ley del 65 ha ayudado a «garantizar el derecho al voto de millones de estadounidenses» especialmente en «lugares donde la discriminación ha sido dominante históricamente».
«Hemos progresado mucho como país para garantizar el derecho de cada americano al voto. Pero, como también reconoce el Tribunal Supremo, la discriminación sigue existiendo», dijo el presidente en una declaración en la que también pidió al Congreso que apruebe nuevos controles.
Varias organizaciones de protección de los derechos de las minorías lamentaron la decisión del Supremo. «El día de hoy será recordado como un paso atrás en el camino hacia la igualdad de derechos», dijo la asociación nacional para el avance de la gente de color (NAACP, en sus siglas en inglés).
En las presidenciales de 2012, por primera vez en la historia electoral de Estados Unidos, el índice de participación de los negros fue más alto que el de los blancos. Los afroamericanos son el 12% del electorado y supusieron el 13% de los votos el pasado noviembre, según los datos del censo y de las encuestas a pie de urna recogidos por el Pew Center.