Cuaderno de Análisis 54: Metástasis de la Intolerancia en Europa. Se extiende la intolerancia por Europa, avanza por el continente y muestra toda su realidad poliédrica; es como una hidra de aspecto multiforme que crece dentro de las personas y de la sociedad, penetra en las instituciones, es visible y a la vez sumergida, de ahí la dificultad del empeño en desactivarla. Se desarrolla como una metástasis múltiple, con múltiples focos y distintas formas, ya sea racismo o xenofobia, antigitanismo u homofobia,antisemitismo o islamofobia, misogina o aporofobia, ya sea bajo unos u otros “ismos” y “fobias”; una intolerancia alimentada por prejuicios, cosmovisiones y rechazos que lesionan dignidad y derechos del “otro”, de los “diferentes”; hacia aquellos que dañan a través de numerosas manifestaciones de discriminación, odio, hostilidad y violencia, a los que van construyendo como víctimas o chivos expiatorios de su malignidad, en numerosos ámbitos, sociales y territoriales, callejeros e institucionales. Es una intolerancia que crece en todos los lugares de Europa, bien como afirmación identitaria o como, aún más grave, proyecto político autoritario, excluyente y contrario a los valores democráticos. Una intolerancia sostenida y promovida desde estereotipos y prejuicios, ideologías totalitarias, fanatismos religiosos, conocimientos acientíficos y defectuosos, desde la ignorancia e intereses de múltiples dimensiones.
Es una intolerancia, recordemos, que fue acompañada en otro período de triste y trágica memoria por otros dos factores que alimentaron objetivamente el horror del nazismo, como fueron la normalización de la violencia y del victimismo ultranacionalista,todo ello en un contexto de crisis económica y sistémica. De ahí la importancia por parte de todos de encarar el problema, aquí y ahora. De ahí la importancia de denunciar la intolerancia, de denunciar las ideologías y actitudes que llevan a la exclusión del otro y que conllevan la violencia en su código intrínseco. De ahí que prevenir y luchar contra el crimen de odio, la guerra y el genocidio requieran combatir su raíz que no es otra sino esa intolerancia, ese marco mental que capilariza y se proyecta de manera individual, social y política.