El colectivo okupa Hogar Social Madrid ha tomado a la fuerza un nuevo edificio en la capital. Después de ser desalojados de un palacete militar en el barrio de Salamanca, a finales del pasado mes de marzo, ahora han usurpado la antigua sede del Banco Madrid, filial del intervenido Banco Privado de Andorra, en Colón.
La okupación, que tuvo lugar la semana pasada, no fue anunciada hasta ayer. ABC entró en el edificio y dio cuenta de cómo se está organizando de cara a los futuros repartos de alimentos y otras actividades. Como en ocasiones precedentes, el grupo escogió este inmueble por las connotaciones políticas que despierta. El Hogar Social, de ideología ultraderechista, reivindicó tras su «conquista» que «es de justicia poética dar a la gente lo que las oligarquías le quitaron». Este mensaje alude a la intervención del Banco Madrid, en el año 2015, por su implicación en una trama de blanqueo de capitales del crimen organizado.
El grupo ha okupado cinco edificios en apenas dos años. Tras abandonar el barrio de Tetuán; el antiguo Ministerio de Trabajo, en la calle de Bretón de los Herreros; el edificio del Fórum Filatélico, en Ramón y Cajal; la sede del NO-DO, en Joaquín Costa; y el citado palacete, situado en Velázquez.
El edificio, ubicado en la plaza de Margaret Thatcher, justo donde empieza la de Colón, lleva vacío desde que la entidad entrara en concurso de acreedores, hace dos años. Pese a que es uno de los inmuebles más cotizados de la zona, no tiene planes a corto plazo y durante los últimos meses dejó de tener vigilancia.
Ataque a la M-30
El Hogar Social Madrid, famoso por prestar ayudas sociales únicamente a españoles, está considerado por la Policía como uno de los grupos de ideología neonazi más activos en Madrid. De hecho, hay abierta una investigación para esclarecer su ataque con bengalas a la Mezquita de la M-30, en marzo del año pasado, tras los atentados yihadistas en Bruselas. El proceso sigue abierto después de que la titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Madrid llamara a declarar en dos ocasiones a un testigo, considerado clave en el caso, que está desaparecido.
