El Mundo.- La fiscal jefe de Barcelona, Ana Magaldi, ha explicado este martes los hechos que sucedieron el viernes frente al Palacio de Justicia cuando salió de la sesión del juicio del 9-N: «Me insultaron. Me llamaron mierda, fascista, eres una mierda, vete de Cataluña, fuera».
En una rueda de prensa convocada por Magaldi para explicar su versión de los hechos, ha concretado que, tras los insultos, uno de los manifestantes de un grupo, que según la fiscal era de entre 20 y 30 personas, se acercó hacia ella y le espetó: «Tú eres la Fiscalía. Tú nos condenas por poner las urnas ¡Qué vergüenza!«.
«Es un hecho muy grave. Un ataque y un insulto a la representante de una institución del Estado. A mis 64 años de vida, no había visto reflejada en la mirada de una persona el odio que vi en esta persona. No lo olvidaré nunca».
Los primeros gritos que escuchó al salir por la puerta fueron los cánticos de ‘Fuera, fuera, fuera, la justicia Española‘: «Y yo les miré de pié, firme, mirando a las personas. No insultándoles, no haciendo peinetas ni sacando la lengua. No les gustó mi actitud y empezaron los insultos».
Cuando el joven se separó del grupo para increpar a la fiscal afirmando que los periodistas que estaban en la puerta del Palacio de Justicia le habían confirmado que ella era la Fiscalía española, Magaldi asegura que temió por su integridad por lo que avisó a los Mossos, pero el manifestante llegó antes, para increparle y ella le contestó: «Yo no soy la Fiscalía soy la fiscal en jefe de Barcelona. Los fiscales no condenan, los fiscales acusan. Los que condenan o absuelven son los tribunales y los jueces».
Ha concretado que el temor por su integridad no fue grave, sino más bien porque le dieran «una colleja», pero un agente de los Mossos d’Esquadra consideró que era mejor que otro agente la acompañara.
Estudiará los hechos
Preguntada por si piensa denunciar los hechos, ha asegurado que «serán estudiados y analizados con rigor, sosiego y sentido común», y si son imputables a un tipo penal, ha recordado que es su obligación denunciarlos.
Lo que sí ha hecho es pedir a los Mossos d’Esquadra «la reserva de las imágenes de los hechos» que captaron las cámaras apostadas a la puerta de los tribunales.
Ha explicado que cuando abandonó la zona, la primera llamada que hizo fue al fiscal del caso, Emilio Sánchez Ulled, porque estaba preocupada y quería decirle «que saliera por la otra puerta», pero el fiscal ya había salido por el lateral del palacio -Magaldi asegura que lleva entrando y saliendo por la misma puerta 35 años-.
Después, desde su casa, llamó al Fiscal General del Estado y le explicó lo que había pasado y, más tarde, le envió a los fiscales provinciales de Barcelona un mensaje a través de Whatsapp.
Los fiscales no son políticos
Preguntada por si considera que la insultaban a ella personalmente, ya que los manifestantes insultaron a muchas de las personas que salían del Palacio de Justicia, ha asegurado que sí lo sabían, porque le criticaron por ser «la justicia española» y porque se lo confirmó el joven que se le acercó.
«Sabían perfectamente a quién estaban insultando, porque me lo dijo el chico. Además de por mi maravilloso cabello. Yo no soy ‘otra gente’, yo soy la fiscal jefe de Barcelona», ha argumentado.
Además, considera que, pese a las críticas que reciben otros representantes públicos como políticos que están al frente de ministerios, ha replicado que los fiscales «no están en el mismo carro», y ha asegurado que a ella nunca le había pasado.
La fiscal se ha circunscrito a los hechos y no ha contestado a ninguna otra pregunta, pero al referirse a la labor de Ulled, especialmente en el juicio del 9-N que ha llevado al banquillo de los acusados al ex presidente Artur Mas y a la ex conselleras Joana Ortega e Irene Rigau, ha afirmado: «Sánchez Ulled nos devolvió la dignidad a todos los fiscales de Cataluña».
La Fiscalía General del Estado expresó el lunes su solidaridad y respaldo a los fiscales de Cataluña y en especial a la fiscal jefe de Barcelona, Ana Magaldi, ante «el acoso y los insultos de un grupo de radicales» concentrados a las puertas del Palacio de Justicia.