El agresor, que difundió la patada en internet, afronta una indemnización de 45.000 euros
EL PAIS.- La Fiscalía ha pedido tres años de cárcel para un joven de Toledo que propinó una patada por la espalda a una mujer en Barcelona, lo grabó con el móvil y lo difundió en redes sociales. El agresor, Mario García Montealegre, deberá abonar además una indemnización de más de 45.000 euros si es condenado por dos delitos contra la integridad moral y otro de lesiones con las agravantes de alevosía y discriminación por sexo. El amigo que le acompañaba, que grabó el vídeo, afronta también pena de cárcel.
Los jóvenes actuaron con «el afán de humillar y ridiculizar a una mujer por el hecho de serlo», señala el escrito de acusación de la Fiscalía. Los hechos ocurrieron la madrugada del 22 de febrero de 2015 en la avenida Diagonal de Barcelona. El acusado golpeó a la víctima, G.N.S., por la espalda, haciéndole caer al suelo y provocándole lesiones. La joven sufrió un esguince, dos hematomas en la rodilla y la muñeca izquierdas y dolor cervical. Estuvo 75 días de baja.
Los dos amigos prepararon la agresión como si se tratara de una broma con el fin de difundirlo entre sus amigos a través de WhatsApp y, después, de expandirlo en otras redes sociales. Cinco días después de los hechos, Mario García Montealegre declaró en la comisaría de Talavera de la Reina.
En su escrito de acusación, la Fiscalía detalla la agresión. El joven «contó marcha atrás con los dedos de su mano» y, después, «emprendió veloz carrera» hacia dos mujeres hasta propinar una «brutal patada» a una de ellas. Lo hizo «inclinando su pierna» para «disponer de más fuerza y poder impactar con más energía en el tobillo» de la víctima. La mujer cayó «derrumbada fulgurantemente al suelo» entre las «carcajadas» de los jóvenes.
La Fiscalía cifra en 5.625 euros los daños físicos causados y en otros 40.000 los daños morales. Se produjo, razona, una «difusión indiscriminada y masiva» del vídeo en internet y medios de comunicación. La mujer «presenta estrés postraumático» por esos hechos, lo que incluye el «aumento de la desconfianza a las intenciones de los otros, rabia por la incomprensión de la violencia gratuita y no sentirse ayudada en el momento de los hechos por la gente que fue testigo de la agresión».
