El líder laborista destaca en su primer discurso del año que su prioridad en las negociaciones del ‘Brexit’ será mantener el acceso al mercado único
PABLO GUMÓN. EL PAÍS.- El Partido Laborista, la principal formación opositora en Reino Unido, “no se opone por principio” a limitar la libre circulación de trabajadores de la Unión Europea (UE). Su controvertido líder, Jeremy Corbyn, ha cedido así este martes por la tarde a la presión de quienes, ante las lecciones aprendidas tras la victoria del Brexit, defienden que la supervivencia del laborismo pasa por escuchar las preocupaciones de los votantes que se le escapan y adoptar un discurso sin complejos sobre el impacto negativo de la inmigración incontrolada en los sectores de la población más desfavorecidos.
El laborismo, bajo el liderazgo de Corbyn, lleva meses languideciendo en las encuestas de intención de voto y cosechando resultados poco satisfactorios en las sucesivas elecciones parciales que han venido celebrándose. Muchos pesos pesados del partido defienden que la paulatina desconexión con los votantes británicos que sufre el laborismo se debe a su incapacidad de escuchar las preocupaciones de los ciudadanos sobre la inmigración, particularmente en sus tradicionales feudos obreros del norte de Inglaterra. El impacto que la inmigración produce en sus vidas llevó a muchos de esos simpatizantes laboristas a votar por el Brexit en el referéndum de junio, en contra de la línea oficial del partido.
Adoptó, así, una postura neutra respecto al control de las fronteras y, a preguntas de los periodistas, ni siquiera quiso aclarar si considera que las actuales cifras de inmigración deberían reducirse en el futuro. “En muchos sectores de la economía los trabajadores migrantes realizan una importante contribución a nuestra prosperidad, y en muchas partes del país los servicios públicos dependen de ellos”, señaló. “Al contrario que los tories, el laborismo no ofrecerá falsas promesas sobre objetivos de inmigración”.
Corbyn aseguró que su partido “garantizará los derechos” de los ciudadanos europeos que residen en suelo británico y que “continuará dando la bienvenida a los estudiantes extranjeros”. Pero reconoció que las negociaciones del Brexit “incluirán cambios en cómo operan las reglas sobre inmigración de la UE”. En opinión del líder laborista, medidas como “actuar contra el deterioro de las condiciones salariales y laborales” y “prohibir que se anuncien empleos exclusivamente en el extranjero” producirían el efecto de “reducir el número de migrantes europeos en los sectores más desregulados”.
Jeremy Corbyn, que se opuso al Brexit en el referéndum de junio aunque con menor intensidad de lo que muchos reclamaron, quiso lanzar un mensaje optimista: “El laborismo construirá un Reino Unido mejor” fuera de la Unión Europea, prometió. El líder quiso despejar dudas al confirmar que su partido no tratará de bloquear el Brexit en el Parlamento. El laborismo, dijo, acepta el reto de los votantes y luchará por “un Brexit que funcione, no solo para los intereses de la City, sino para los de todos”.
“Ante la deslumbrante ausencia de un plan del Gobierno, el laborismo cree que es la hora de detallar lo que creemos que deben ser los objetivos del Brexit”, sostuvo Corbyn. “La gente votó por el Brexit sobre la promesa de que el país sería un mejor lugar fuera de la UE para todos los ciudadanos, una oportunidad para recuperar el control sobre nuestra economía, nuestra democracia y las vidas de la gente. Pero más allá de vagos planes para controlar las fronteras, el único compromiso concreto que ha realizado el Gobierno es proteger los intereses financieros de la City”.
La prioridad para los laboristas en las negociaciones de ruptura con la UE, que la primera ministra se ha comprometido a lanzar antes del final de marzo, será “mantener el acceso al mercado único”. A partir de ahí, el partido opositor «luchará por recuperar competencias de Bruselas para que el Gobierno pueda desarrollar una estrategia industrial esencial para la economía del futuro”.
La primera ministra ha sido duramente criticada, desde dentro y fuera del país, por no exponer con claridad sus intenciones de cara a las negociaciones de ruptura con la UE. Pero sí ha dejado claro, reiteradamente, que desea terminar con la libre circulación en suelo británico de los ciudadanos de la UE, un elemento que ella misma reconoce es difícilmente disociable de la permanencia del país en el mercado único. El líder laborista acusó al Gobierno conservador de Theresa May de “no apto” para negociar el Brexit. “En ningún momento desde la Segunda Guerra Mundial la élite gobernante británica ha colocado tan negligentemente al país en una situación tan vulnerable sin ningún tipo de plan”, añadió.
El referéndum, según Corbyn, “lanzó un mensaje claro”. “Reino Unido debe abandonar la UE y traer el control de la democracia y la economía más cerca de casa”, defendió el veterano diputado, “y las preocupaciones sobre política migratoria deben ser atendidas”.