Barack Obama firma una ley destinada a custodiar la libertad de no profesar ninguna fe a nivel internacional
PLAYGROUND.- Barack Obama se proclama defensor del ateísmo mundial a pocos días de abandonar la Casa Blanca. La semana pasada, el presidente estadounidense firmó una ley que protege de la persecución religiosa a todos aquellos que no profesan ninguna fe.
La medida, aprobada por un apoyo abrumador de ambos partidos en el Congreso, modifica la Ley Internacional de Libertad Religiosa Frank Wolf de 1998, que se creó para establecer una comisión de vigilancia para supervisar e informar sobre los abusos de la libertad religiosa en todo el mundo.
Durante 18 años, la oficina ha investigado el abuso de cristianos, judíos y otra minorías religiosas en distintos países pero nunca se han focalizado en vigilar la persecución a los ateos.
«La libertad de pensamiento, conciencia y religión se entiende para proteger las creencias teístas y no teístas y el derecho a no profesar y practicar ninguna religión», establece la ley ahora, después de haber sido enmendada.
Sin embargo, esta ley no protege a los ateos dentro de las fronteras EEUU, sino que lo hace a nivel global. En 2013, un informe recogió que, aún ahora, son 13 los países del mundo, todos ellos de mayoría musulmana, que pueden ejecutar legalmente a las personas que defienden el ateísmo o rechazan la religión oficial.
«La persecución de escritores abiertamente ateos y humanistas se ha convertido en un área de creciente preocupación especialmente después de la cadena de asesinatos de blogueros y editores seculares por extremistas religiosos en Bangladesh», ha declarado la Asociación Humanista Americana, que lleva 4 años presionando para que se modifique la ley, en un comunicado de prensa.
En Occidente la cosa no mejora. Muchos países se amparan en los delitos por blasfemia cuando se trata de meter entre rejas a los que profesan su ateísmo públicamente o satirizan la religión predominante y sus liturgias.
En 2013, Rusia aprobó una ley que condena a 3 años de cárcel a cualquiera que cometa «ofensas religiosas». En España, el delito de blasfemia sigue en el Código Penal y en muchos otros es utilizado para coartar la libertad de expresión.