Un equipo de la cuarta categoría portuguesa agrupa a varios ultras del Oporto y el temor propicia que 12 de sus 13 oponentes en la liga prefieran perder ante ellos por incomparecencia y pagar una multa
JUAN L. CUDEIRO. EL PAÍS.- El fútbol portugués asiste entre el estupor y el debate a una peripecia que trasciende de lo deportivo a lo social y examina a diferentes estamentos en el manejo de una situación para la que nadie encuentra de momento una solución. El Canelas 2010 lidera la clasificación de una categoría local de Oporto parangonable a la Tercera División española tras ganar sus últimos once partidos por tres a cero. Doce de sus trece rivales han declinado enfrentarse a ellos, prefieren perder por incomparecencia y pagar 750 euros de sanción antes que enfrentarse a un equipo en el que juegan varios de los dirigentes de los Super Dragões, el principal grupo de seguidores ultras del Oporto. “Sufrimos coacciones, los árbitros están intimidados y no escriben en las actas lo que sucede. Como no llega nada a los comités, nadie actúa”, detalló Manuel Gomes, presidente del Grijó, uno de los equipos implicados, cuando a finales de octubre tras una reunión calificada en algunos medios lusos como “secreta”, se tomó la determinación de aislar al Canelas 2010. Desde las redes sociales enviaron una primera respuesta: “Quien tenga miedo que se compre un perro”.
La liga transcurre y el Canelas, pese a que estrena categoría, transita imparable hacia el play-off de ascenso al conocido como Campeonato de Portugal, el tercer escalón del fútbol luso. Tendría entonces derecho a jugar la Copa y pasaría a estar inmerso en el fútbol profesional, un gran salto si se considera que la entidad apenas tiene cinco años de trayectoria. “Todo esto es una trapallada y nos entristece, pero ahora nuestro objetivo ya es prepararnos bien y ascender”, advierte Fernando Madureira, el capitán del equipo, que dirige también a los Super Dragões.
Madureira celebra un triunfo con un aficionado. FACEBOOK CANELAS 2010
La Asociación de Fútbol de Oporto reclamó la presencia de refuerzos policiales en los partidos, pero en la red no cesaban de publicarse videos de episodios de violencia que implicaban a futbolistas o seguidores del Canelas 2010. “Están editados de manera tendenciosa. Nosotros jugamos con alma porque el fútbol en estas categorías siempre fue duro, aguerrido y con contacto físico. Esto no es ballet o natación. Hay motivaciones políticas”, clama Madureira ante lo que considera un boicot. El Candal, el equipo que guarda más rivalidad con el Canelas, es el único de sus trece oponentes que no entra en esa decisión colectiva. Tienen cita prevista para el 15 de enero. “Mi gente sentiría vergüenza si sus dirigentes tuviesen miedo”, explica Alberto Riveiro, el responsable del Candal. “Pagamos el precio de tener en el equipo a Madureira y a otros tres Super Dragões, se utiliza como disculpa ante nuestro éxito. Tras los partidos los rivales se acercan a él para sacarse selfies con él”, defiende Bruno Canastro, presidente de la entidad bajo la lupa.
Pero el equipo que capitanea Macaco jugó su último partido oficial el 23 de octubre. Desde entonces se han sucedido varios acontecimientos. Dos furgonetas del Pedrouços, equipo contra cuyo banquillo una turba de seguidores del Canelas protagonizó un multitudinario litigio durante un partido, aparecieron calcinadas. “Si se demuestra que tenemos algo que ver nos retiraremos de la competición”, zanjó Canastro. Un tramo del césped del campo del Grijó apareció también quemado. En ambos casos se encontró una garrafa con restos de gasolina, pero no hay pruebas que señalen a culpables. Justo en esos días, Macaco proclamó en las redes sociales que ya se le podía llamar también “maestro” porque había presentado con éxito su tesis para diplomarse en Gestión del Deporte en el Instituto Universitario de Maia. En ella, con base en los Super Dragões, defiende la posibilidad de generar gradas de animación para los clubs que apoyen antes, durante y después de los partidos y lleguen a acuerdos con empresas de transportes públicos para facilitar el desplazamiento de los aficionados a los estadios.
Con la situación bloqueada y en pleno debate nacional, una publicación planteó un duelo entre un equipo de periodistas y el Canelas 2010 y lo bautizó como “El partido del fair-play”. El gobierno portugués a través de la Secretaría de Estado de Juventud y el Plan Nacional de Ética en el Deporte apoyó la iniciativa de la revista Sábado y en su representación, Antonio Fidalgo, un exfutbolista y entrenador, acudió al vestuario antes del partido para dar una charla a los futbolistas sobre valores y respeto. De pie ante ellos, Milton Ribeiro, entrenador del equipo y amigo de Madureira, observaba atento. Esta semana se supo que tendrá que cumplir un año de sanción por incitar a la violencia. Con él aún al frente, el Canelas saltó al campo y ganó a los periodistas con una camiseta que albergaba un nuevo patrocinador y no el del local de streptease que anuncia habitualmente.