DOS MANZANAS. FLICK.- Ocurrió el pasado 13 de noviembre, pasada la medianoche, en Bobigny, una localidad cercana a París. Stéphane, un joven de 36 años se había citado con otro chico al que había conocido a través de Smax, una aplicación de citas, que respondía al nombre de “Antony”. Lo cierto es que se trataba de una trampa. En el lugar del encuentro le esperaban tres jóvenes que le propinaron una brutal paliza. Uno de ellos, precisamente el que había contactado con la víctima, ha sido ya juzgado y condenado a cuatro años de privación de libertad, dos de los cuales los deberá pasar obligatoriamente en la cárcel.
La agresión ocurrió en un sitio relativamente apartado, ya que el agresor le había pedido a Stéphane discreción. Allí le esperaba, junto a dos cómplices, armado con una barra de hierro, puño americano e incluso un ladrillo, con los que comenzaron a golpearlo al tiempo que le lanzaban insultos homófobos. La agresión fue brutal: la víctima sufrió diversas fracturas (nariz, pierna, costillas) y una herida en la cabeza, entre otras lesiones físicas por las que previsiblemente se encontrará de baja hasta ya entrado 2017 (y ello sin tener en cuenta la recuperación psicológica). También le quitaron el teléfono móvil, “un iPhone ya muy cascado”, según la propia víctima recuerda. Afortunadamente, pese a lo apartado del lugar, los gritos de Stéphane fueron capaces de atraer la atención de un primer vecino, que junto a otros consiguió detener la agresión. “Si no hubiera intervenido, seguramente le habría matado”, ha declarado.
Dos de los agresores fueron detenidos con facilidad, entre otras cosas gracias al perfil que “Antony” había abierto en la aplicación de citas. Se trata de dos jóvenes de 18 (el que precisamente había contactado con la víctima) y 17 años. El mayor de ellos, cuyo nombre real es Bilal, ha sido ya juzgado (con envidiable rapidez, dicho sea de paso).
La defensa alude a una posible homofobia internalizada
Durante el juicio, el acusado intentó soslayar la motivación homófoba de la agresión, asegurando que solamente quería robar a la víctima. Algo que no casa ni con los insultos homófobos que le dirigieron ni con la extrema violencia que utilizaron. El joven aseguró, a este respecto, que actuó así debido a que estaba “aterrorizado” por sus cómplices. La víctima, sin embargo, asegura que Bilal actuaba precisamente como el líder del grupo.
Sorprendentemente, una de las líneas de actuación de la defensa del joven ha sido no la de negar los hechos, sino la de presentarlo, en cierto modo, como una víctima de su propia homofobia internalizada (al haberse encontrado en su teléfono móvil, por ejemplo, imágenes de desnudos masculinos). “¿Podría ser usted homosexual?”, le llegó a preguntar la presidenta del tribunal. “Eso sería problemático para mi familia, nosotros somos musulmanes”, respondió. “¿Y para usted?”, le preguntó de nuevo”. “Podría ser posible”, respondió.
El tribunal le ha sentenciado finalmente a cuatro años de privación de libertad, dos de los cuales los deberá pasar obligatoriamente en la cárcel. El otro detenido, menor de edad, se encuentra por su parte a la espera de juicio por el correspondiente tribunal de menores. Respecto al tercer implicado en la agresión nada ha trascendido aún a los medios.