Marine Le Pen quiere sacar de la escuela pública a los hijos de inmigrantes

, | 8 diciembre, 2016

La líder del FN aboga por imponer una «contribución» para que los hijos de inmigrantes irregulares acudan a la escuela pública en Francia

MARÍA D. VALDERRAMA. EL MUNDO.- La presidenta del partido de la ultraderecha francesa, el Frente Nacional, quiere impedir que los niños de migrantes en situación irregular puedan acceder a la escuela pública en Francia, según ha explicado este jueves en un encuentro público.

«Considero que la solidaridad nacionalidad debe dirigirse a los franceses. No tengo nada contra los extranjeros, pero les digo: ‘Si vienen a nuestro país, no esperen ser curados, o que sus hijos sean educados de forma gratuita, se acabó'», dijo Marine Le Pen, que según los sondeos pasaría en cabeza a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales de 2017.

Una nueva propuesta en el ideario del FN para quien la preferencia nacional, o «prioridad nacional» como ellos mismos lo llaman, es una promesa política de base en lo que se refiere al trabajo, las ayudas sociales, acceso a la salud, y ahora también, la educación.

«Se acabó la escolarización de clandestinos», dijo la candidata a la AFP, para quien solo los extranjeros que coticen y se encuentren en situación legal podrán llevar a sus hijos a colegios públicos, salvo si hacen frente a una «contribución». No ha dado más detalles sobre de qué se trataría.

Una intención de base anticonstitucional pues la Carta Magna de 1958 defiende un acceso igualitario a la educación «pública, gratuita y laica». En ningún caso la nacionalidad es un criterio para acceder a ella. De hecho, el código de Educación nacional contempla que «la formación es obligatoria para los niños de ambos sexos, franceses y extranjeros, entre los 6 y los 16 años».

Varios políticos de izquierdas se han lanzado rápidamente a criticar los propósitos de Le Pen, como el diputado Pouria Amirshahi que denuncia una proposición «sectaria y xenófoba». Olivier Besancenot, candidato a la presidencia en 2017 por la Liga Comunista Revolucionaria, apuesta en Twitter por una «educación obligatoria para los racistas».

También el Gobierno galo ha rechazado la idea a través de su ministra de Educación, Najat Vallaud-Belkacem. «Al decir eso, algo que condeno firmemente, la señora Le Pen demuestra tanto una indiferencia total a la situaciones terribles que sufren algunos niños, como un pésimo conocimiento de todos los principios republicanos (de igualdad) y de las convenciones internacionales que ha firmado Francia», ha asegurado la ministra, de origen marroquí, en declaraciones recogidas por Efe.

Vallaud-Belkacem, miembro del Partido Socialista, afirmó que si se aplicase el plan de Le Pen, Francia violaría el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y el 28 de la Convención Internacional de los Derechos del Niño, que consagran el derecho a una educación obligatoria y gratuita.

Pese al rechazo mayoritario, Marine Le Pen continúa su carrera al Elíseo segura de sí misma. Más, si cabe, esta semana tras la renuncia de François Hollande a ser reelegido cuando los sondeos descartan a los socialistas del duelo final, que estaría a día de hoy entre el conservador François Fillon y ella. Las críticas a la inmigración sirven de imán de electores al partido, cuando una vasta mayoría de los simpatizantes del FN consideran que hay «demasiados extranjeros en Francia».

La investigadora Nonna Mayer, profesora en Sciences Po París, explicaba recientemente en este periódico la dinámica electoral del FN: «Por ejemplo, a obreros y pequeños comerciantes artesanos, en las antípodas de valores económicos, les da igual el programa económico, lo que miran es la prioridad nacional: cerrar las fronteras, reservar los trabajos a los franceses, protegernos de Europa. Es una condición necesaria para votar por ellos».

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