El Comisionado de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Madrid quiere cambiar el nombre de la calle General Millán Astray, fundador de la Legión, por el de Avenida de la Inteligencia. Entre los gritos en honor a Millán Astray y de oposición a Carmena, el público proclamó otros ensalzando a Franco y Primo de Rivera
«Viva Millán Astray» y «Fuera Carmena» son probablemente los gritos que más se escucharon en la Plaza Mayor de Madrid, pero no los únicos. «Francisco Franco, presente» y «Viva José Antonio» también resonaron en la céntrica plaza.
Su ausencia durante el golpe de Estado de 1936 y que no participase de forma activa en la posterior Guerra Civil dado su deficiente estado físico son algunas de las razones que la asociación esgrime para asegurar que no se le puede aplicar el artículo 15 de la Ley de Memoria Histórica. Este artículo contempla «la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura».
Resultó imposible levantar la vista y no toparse con una bandera española en cualquiera de sus formatos y tamaños. La enseña nacional era, en este caso, enarbolada como arma por cientos de personas ante la agresividad que se respiraba en el ambiente. La bandera como herramienta para diferenciarse de los «traidores», según sus palabras, presentándose como protectores de la unidad y la patria.
Guillermo Rocafort, secretario de la Hermandad, denominó en su intervención a la Ley de Memoria Histórica, aprobada por el Congreso de los Diputados en 2007, como «una falsedad» y «un acto dictatorial» llegando a compararla con un «tribunal inquisitorial». Más tarde, afirmó que ellos también tienen memoria histórica: «Al presidente de la Hermandad de Antiguos Caballeros de Bilbao, José María Maderai Oleaga, lo mató la ETA. El Estado español ha sido incapaz de identificar a los responsables». Rocafort añadió que quizá dichos responsables son hoy en día quienes están «sentados en las instituciones y atacando» a su fundador.
Para terminar su intervención, Rocafort profirió unas palabras cercanas a la amenaza: “Los antiguos veteranos se encuentran en estado de movilización porque España se nos va de las manos y los políticos no son capaces de poner orden”. Un vistazo a la concurrencia hacía muy inquietante plantearse que fueran ellos los encargados de “poner orden”.
A Rocafort le siguió el presidente de la asociación en Barcelona, que insisitió en la necesidad de luchar contra aquellos que tratan de dividir España de nuevo “echando sal en las heridas” y «removiendo a los muertos».
Un asistente al que presentaron como general Ruíz de la Vega ofreció una intervención que sólo se puede definir como delirante. Tras repetir lo que los otros intervinientes ya habían expresado en un discurso sobre el revanchismo de la izquierda, la obcecación en abrir viejas heridas y la fijación en denostar a la figura Millán Astray, de la boca del militar salieron las siguientes palabras: “A mí sólo me queda decirle a estos progresistas que por el camino de la Ley de la Memoria Histórica van a batir un récord y van a superar a alguien que va en paralelo: el Estado Islámico”. Ovación.
Respecto al histórico encontronazo que mantuvo el fundador de la Legión con Miguel de Unamuno nada más empezar la guerra, Ruíz de la Vega sostuvo que no dijo nunca “¡Viva la muerte!” sino que fue alguien del público reunido en el paraninfo de la Universidad de Salamanca. Situación que se repitió en ese mismo momento en la Plaza Mayor cuando una voz se elevó para gritar “¡Lo decimos nosotros: Viva la muerte!”.
Quién era Millán Astray
Según señala el historiador británico Paul Preston en su libro Las tres Españas del 36, el general José Millán Astray Terreros (1879-1954) puede considerarse «la persona que más influencia ejerció en la formación moral e ideológica de Francisco Franco.Santificado en vida con el apodo «el glorioso mutilado», su contribución al ideario violento de la extrema derechaespañola fue única, gracias a la creación del Tercio de Extranjeros».
Todos quienes hablaron en la concentración dieron una versión completamente distinta a la que la mayoría de historiadores recogen para el incidente con Unamuno. Millán Astray respondió a una intervención de Unamuno en la que el intelectual más importante de la derecha española defendió los territorios catalanes y vascos. El fundador de la Legión aseguró que esos territorios eran “dos cánceres en el cuerpo de la nación” y que “el fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en la carne viva y sana como un frío bisturí”. Unamuno respondió con el famoso «Venceréis pero no convenceréis».
Se trata de un momento realmente simbólico que supuso a ojos del mundo extranjero, lo que caracterizaría al régimen de Franco.
Desde la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios señalaron que el honor que ahora se le quiere retirar se le concedió en 1927 –primero una plaza en Carabanchel y después como la actual calle General Millán Astray en el barrio de la Latina– y el hecho de que el general no se encontrara en España el 17 de julio de 1936 exime al fundador de la Legión de verse afectado por la Ley de Memoria Histórica.
Ruíz de la Vega dijo en su discurso que Millán Astray no participó ni promovió el golpe, se incorporó desde Argentina “a una España ya en Guerra Civil”. Quizá habría que matizar que se unió a una España fascista.