El principal grupo xenófobo alemán había convocado para este sábado un «día de acción global» en todo el continente contra la llegada de refugiados. El seguimiento ha sido desigual, pero ha habido 20 detenidos en la ciudad francesa de Calais. Merkel y Hollande se reúnen este domingo para abordar la cuestión.
PÚBLICO.- La crisis de los refugiados ya está creando disensión interna entre los propios Estados de la Unión Europea (UE) y en muchos de ellos, principalmente en Alemania, está disparando la tensión social. De hecho, para este sábado la organización Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida), el principal grupo xenófobo alemán, había convocado un «día de acción global» en toda Europa contra la llegada de refugiados de Siria y Afganistán.
En varias ciudades europeas se produjeron manifestaciones xenófobas y sus correspondientes contramanifestaciones contra el racismo. El seguimiento fue desigual: en algunas ciudades apenas había unas pocas decenas de personas; pero en otras, como Dresde, se llegaron a reunir 8.000 personas en contra de la llegada de refugiados a Alemania.
Para intentar contrarrestar el descontento social que recorre buena parte de los países europeos y, sobre todo, para decidir qué hacer con los refugiados que cada vez llegan en mayor número a las fronteras europeas, el presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, se reunirán este domingo en Estrasburgo para preparar la cumbre europea de los próximos 18 y 19 de febrero.
A este respecto, Angela Merkel pidió este sábado una mejor protección de las fronteras externas de la Unión Europea a fin de mantener la zona Schengen de tránsito sin pasaporte. «Necesitamos proteger nuestras fronteras externas porque queremos mantener el espacio Schengen», dijo Merkel en su podcast semanal. «El no proteger los límites externos de la UE pondría en peligro el tránsito libre de personas, que es la base para la riqueza del bloque», agregó la canciller alemana.
Merkel, que abrió las fronteras alemanas a los sirios que escaparon de la guerra civil el verano pasado, está bajo una creciente presión para restringir el flujo de inmigrantes después de que más de un millón de ellos llegara a Alemania en 2015.
De hecho, un sondeo publicado esta semana muestra que el respaldo popular a la canciller ha caído a su nivel más bajo de los últimos cuatro años y medio. Además, más de un 80% de los alemanes duda de que su gobierno tenga bajo control la crisis de refugiados.
En medio de esta convulsa situación, el movimiento xenófobo alemán Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida) reunió este sábado a unas 8.000 personas en Dresde para protestar contra la política de asilo alemana.. En la concentración no hubo incidentes. Pegida no llegó a atraer a las en torno a 15.000 personas que habían previsto los organizadores y las fuerzas de seguridad.
Durante la protesta se oyeron gritos de «¡Merkel debe dimitir!» y «¡Europa, cierra las fronteras!». Como curiosidad, el líder de Pegida, el controvertido Lutz Bachmann, no acudió al acto por encontrarse enfermo.
La protesta se celebró entre un importante despliegue de agentes de policía, para evitar incidentes violentos entre los simpatizantes de Pegida y los participantes en distintas contramanifestaciones que también estaban convocadas en la ciudad. Entre 2.500 y 3.500 personas se unieron a la contramanifestación principal.
Las contramanifestaciones,fueron convocadas por decenas de asociaciones, con el apoyo del gobierno regional, distintos partidos políticos, sindicatos y comunidades religiosas. La copresidenta de La Izquierda, Katja Kipping, acusó en uno de estos actos a Pegida de haber «alimentado un clima que ha rebajado el umbral para la violencia racista»; mientras que el ministro de Economía de Sajonia, el conservador Martin Dulig, recalcó que los detractores de Pegida son «mayoría».
La concentración xenófoba, que junto a las otras convocatorias colapsó el centro de Dresde, transcurrió entre discursos contra el multiculturalismo y la clase política. Dresde fue el epicentro de una jornada de protesta impulsada por Pegida en casi toda Europa, desde Dublín a Praga, pasando por Estonia, por ejemplo.
Según diversos medios, las concentraciones de simpatía con Pegida en otras ciudades europeas tuvieron un éxito desigual: en Praga se manifestaron unas 5.000 personas, mientras en Camberra fueron unos 400, y en Birmingham, apenas 200.
Los incidentes más graves tuvieron lugar en Calais, otro punto caliente del paso de refugiados. En la ciudad francesa una veintena de personas fueron detenidas cuando participaban en una concentración convocada por el movimiento islamófobo y anti-inmigrantes Pegida, que había sido prohibida y que fue disuelta por la Gendarmería.
El diario La Voix du Nord, que ilustró su información en su página web con numerosas imágenes de los arrestos, indicó que alrededor de 150 personas se habían concentrado hacia las 13.00 en las cercanías de la estación de tren de Calais, ciudad conocida por la afluencia de inmigrantes que tratan de pasar al Reino Unido.
Después de varios llamamientos para que se dispersaran, las fuerzas de seguridad cargaron contra los manifestantes y lanzaron gases lacrimógenos, al tiempo que arrestaron a una veintena de personas -según la prefectura-, que fueron conducidas a la comisaría.
Entre ellos estaba el presidente de Pegida en Francia, Loïc Perdriel, que fue inmovilizado por tres agentes.
La Gendarmería y la Policía desplegaron un fuerte dispositivo de seguridad para prevenir incidentes y realizaron controles en los accesos a Calais y en el centro urbano.
Buena parte de los que acudieron a esta convocatoria —que portaban banderas francesas y pancartas con mensajes como «Fuera inmigrantes» o «Estamos en nuestra casa»— no son habitantes de Calais, aseguró La Voix du Nord.
La manifestación de Pegida (Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente) había sido prohibida el miércoles.
El ministro francés de Interior, Bernard Cazeneuve, que se reunió ese día con la alcaldesa de Calais, Natacha Bouchart, afirmó que se hará lo mismo con las acciones de todos los grupos que incitan «a la división y la violencia» y el tiempo que sea necesario.
Varios miles de inmigrantes malviven en las cercanías de Calais, con la esperanza de poderse colar en los trenes o en los barcos que conectan con el Reino Unido, muchos de ellos en un campamento conocido como «La Jungla».
Altercados en Praga
En la manifestación contra el Islam en el centro de Praga también se produjeron algunos altercados aunque menores, sin heridos ni detenidos, informa la agencia de noticias checa CTK.
Entre 1.000 y 1.500 manifestantes se reunieron enfrente del Castillo de Praga, sede de la Presidencia del país, para expresar su malestar por la llegada a Europa de refugiados musulmanes. Cientos de personas de manifestaron en contra de estos radicales convocados por el llamado «bloque contra el islam».
Algunos de los islamófobos empezaron a lanzar piedras y botellas contra el otro grupo.
La policía checa, que había destacado cientos de agentes, logró calmar la situación en pocos minutos sin que se produjeran heridos ni detenidos. La manifestación en la capital checa estaba coordinada con otras marchas convocadas con el movimiento islamófobo y antiinmigrantes Pegida