La Vanguardia. Quieren vigilar las calles y hacerlas más seguras para “las damas”. Son las numerosas “brigadas ciudadanas” que se formaron en Alemania tras las agresiones a mujeres en Colonia. Pero el fenómeno viene de antes y tiene su riesgo: muchos de los “policías aficionados” vienen de la ultraderecha.
Más de 13.000 personas se unieron al grupo de Facebook “Uno para todos, todos para uno: Düsseldorf se cuida” después del escándalo de Año Nuevo en Colonia, cuando cientos de mujeres sufrieron robos y agresiones sexuales, atribuidas a refugiados y hombres “de origen árabe y norafricano”, en pleno centro de la ciudad.
La idea del grupo es que los miembros recorran juntos la ciudad los fines de semana o en eventos concretos. A fin de cuentas, cualquiera tiene una novia, una hermana, una madre o una prima y nada le interesa más que su seguridad.
El organizador, Tofigh Hamid, asegura que la xenofobia o la violencia no tienen lugar en su grupo. Las cerca de 50 personas que se reunieron el primer sábado a “patrullar” tuvieron que firmar antes una declaración que prohíbe expresamente la ideología de extrema derecha. El texto también dice: “La policía es responsable del orden público. ¡Y eso no puede ponerse en duda!”
Pero el de Hamid no es el único grupo civil formado tras los incidentes de Colonia: en Facebook se encuentran numerosas iniciativas similares en todo el país, como la “Brigada civil de Alemania”, creada también en enero. El grupo se distancia también de la ultraderecha, pero comentarios de usuarios como “A partir de hoy nos dedicaremos a reconquistar nuestro país” hablan por sí mismos.
En rigor, las brigadas ciudadanas actúan en Alemania desde antes de los incidentes de Colonia. Y representan una preocupación para las fuerzas de seguridad por su frecuente extracto de ultraderecha.
A milicias como la llamada FTL/360 se le atribuyen ataques e incendios a hogares de refugiados en Sajonia. La autodenominada “Brigada civil Güstrow”, de Mecklemburgo-Antepomerania, saltó a los titulares el año pasado porque uno de sus organizadores era un miembro condenado del partido neonazi NPD. También se detectaron extremistas en una milicia de Turingia.
“El fenómeno tomó otra dimensión en 2015. Aparecieron brigadas ciudadanas en muchos sitios”, confirma Matthias Quent, sociólogo de la Universidad Friedrich Schiller de Jena y experto en extremismo de derecha.
Quent aclara que el hecho de que los ultraderechistas se presenten como defensores y guardianes de la seguridad no es nuevo, pero sí el peligro de que logren reclutar a ciudadanos que no tenían hasta ahora una vinculación con el extremismo.
El fenómeno es frecuente en estados federados de la antigua Alemania oriental (RDA) como los mencionados Mecklemburgo-Antepomerania, Sajonia o Turingia. Pero también se detectaron en zonas del oeste como el estado de Baja Sajonia o la ciudad de Dortmund.
El gobierno federal toma nota de la tendencia con preocupación. Un portavoz del Ministerio del Interior advirtió del riesgo de que ciudadanos espontáneos busquen justicia por mano propia sin registro ni control oficial del Estado. “Hay que evitar que se formen estructuras paralelas, por más que sean puntuales”, añadió.
En la mayor parte de los casos, sin embargo, se trata de iniciativas de corto aliento, explicó el portavoz. Es extraño que los grupos deriven en estructuras a largo plazo.
Así ocurrió con el grupo de autodefensa de Düsseldorf. Su primer “patrullaje” generó fuertes críticas de la policía y de la opinión pública, hasta el punto de que los organizadores decidieron no repetir por el momento la experiencia.
Hamid explicó que tomó la decisión al ver que se lo asociaba con la ultraderecha. “Lamentablemente esto avanza en una dirección en la que no quiero moverme de ningún modo”, escribió en un comentario en su Facebook. El futuro de la “brigada” está abierto.