El País. Iba a suponer todo un desafío en un país, Polonia, cuyo gobierno ultraconservador rechaza de pleno los matrimonios de personas del mismo sexo. Tobias Karlsson, capitán de la selección de Suecia, había anunciado la intención de llevar el brazalete con la bandera de arcoíris en el Europeo de balonmano que se juega desde este viernes en Polonia como una «manifestación tranquila en favor de la aceptación de todas las personas por igual», según declaró el pívot. Iban a sumarse los capitanes de Islandia y de Noruega, pero la federación Europea (EHF) lo ha impedido con la introducción de una nueva norma. «En la cuestión específica del color del brazalete del capitán, la EHF ha aclarado que el brazalete es parte de la equipación y por tanto tiene que ser acorde con los colores de la equipación. Debería ser del color o los colores de la nación», publicó el organismo en la página web del Europeo.
«Creo que es una vergüenza», declaró el jugador al periódico suecoAftonbladet sobre la decisión de la federación europea, después de asegurar que en un principio el torneo le había dado el ok. «Mi interpretación es que la cuestión nunca antes se había presentado. Ahora que se ha dado hubo que tomar una decisión, acudir a las reglas e intentar interpretarlas desde una perspectiva global», argumentó Arne Elovsson, vicepresidente de la EHF en el mismo diario. «Esa es la explicación. Hay lógica en eso ha habido unanimidad en la decisión», añadió.
Esta ha sido la respuesta institucional a la protesta simbólica que iba a llevar a cabo Tobias Karlsson, que desde octubre de 2014 es embajador de Eurogames, un envento polideportivo europeo de gays y lesbianas. La federación ha querido evitar la polémica en un país que en diciembre, sin ir más lejos, bloqueó normas de la Unión Europea para que no se reconocieran las bodas gays y cuyo parlamento ha rechazado en tres ocasiones aprobar el matrimonio homosexual.
