La fiscalía acusa al procesado de patear, escupir e insultar a una mendiga junto a un menor en un cajero de Torrent
A. CHECA. LAS PROVINCIAS.- Abraham S. R., en compañía de un menor, accedió la noche de Reyes de este año a un cajero de la plaza de Colón de Torrent. Eran las dos de la madrugada y dentro dormía Ángeles Bernabéu, una persona sin hogar que solía pernoctar en las dependencias bancarias. Una vez dentro, Abraham y el adolescente, «con ánimo de desprecio, en actitud jocosa y de menoscabar su integridad física, la emprendió a patadas» con la mujer. No fue su única vejación. También se rió de ella y la insultó. Todas estas son las conductas que recoge la fiscalía de Valencia en una calificación en la que pide dos años de prisión para el acusado.
La víctima, según la acusación pública, sufrió escoriaciones en la cara y tuvo que recibir asistencia médica, tras lo que estuvo dos días hasta curarse por completo de las lesiones. Además de la pena privativa de libertad, el ministerio público exige el pago de una indemnización de 600 euros a la mendiga, así como el abono de una multa por la misma cantidad económica.
«Creía que me iban a matar»
El fiscal relata el enorme menosprecio con el que actuaron el acusado y el menor -este es enjuiciado por la jurisdicción de menores- sobra la indigente. Así, el escrito de calificación recoge cómo «abandonaron el lugar riéndose» tras dejar a la mujer magullada y humillada. Además, la fiscalía recoge cómo «en otras ocasiones anteriores» habían actuado de la misma manera, «con burlas y risas hacia Ángeles, arrojándole agua y orinando sobre la misma».
Tras a agresión, Ángeles B., que vive de la caridad de los vecinos de la zona, mostró a LAS PROVINCIAS su satisfacción al conocer que sus agresores ya habían sido detenidos por la policía, aunque luego manifestó su indignación por la puesta en libertad de los mismos. «¿Por qué hay tanta injusticia?», preguntó con el rostro cariacontecido. «Creía que me iban a matar a patadas, y ahora tengo miedo por si vuelven a pegarme», añadió.
La indigente, que tiene dos hijas de 17 y 26 años, ya sufrió una tragedia antes de la agresión. Tiempo atrás perdió dos dedos en un accidente y malvive desde casi siempre por las calles de Torrent. Tras ser atacada, la mujer durmió siguió su vida de privación y miseria, al dormir sobre un viejo colchón junto a la antigua torre del centro de Torrent. Ángeles soportó de nuevo las bajas temperaturas, a cielo descubierto y con el temor de volver a sufrir una agresión.
Otra agresión en Aldaia
Otra agresión a una persona sin hogar se produjo un mes después de la sufrida por la mendiga en Torrent. En febrero, cuatro individuos secuestraron a un indigente en el Cabanyal y le prendieron fuego en Aldaia tras cubrirle la cabeza con una bolsa de plástico. Un conductor sorprendió a los agresores cuando golpeaban a la víctima junto a una hoguera y los ahuyentó tras deslumbrarlos con las luces largas de su vehículo y tocar el claxon varias veces.
