RADIO JAI.- Defiende que la incorrección política es necesaria para la lucha y la suya es la lucha por su pueblo, el pueblo judío. Tras una carrera de éxito como empresario en España, adonde llegó con 10 años, preside desde 2011 la Federación de Comunidades Judías de ese país, desde donde combate cualquier atisbo de antisemitismo.
Pregunta. ¿El episodio de este verano, en que la organización del festival Rototom Sunsplash anuló el concierto del cantante estadounidense Matisyahu por no pronunciarse claramente contra el conflicto entre Israel y Palestina, es para usted revelador de la existencia de antisemitismo en España?
Respuesta. Francamente, España no es un país antisemita. Pero el posicionamiento político que se le exigía a Matisyahu, y solo a él, por el hecho de ser judío, ciertamente demuestra, además de gran torpeza, un antisemitismo bien elocuente. ¡Se le pidió que se posicionara contra el Estado de Israel! El peligro del antisemitismo es que se puede manifestar y se ha manifestado a lo largo de la historia de diversas formas. Tiene muchos uniformes y disfraces. Da la impresión de que la gente a veces reacciona tarde: el antisemitismo mata. Y la prueba de ello la tenemos en los años previos a la II Guerra Mundial. No podría haber habido lo que hubo, es decir, el genocidio de seis millones de judíos, sin un caldo de cultivo previo.
P. ¿Qué otras manifestaciones hay de ese antisemitismo del que usted habla y de dónde proceden?
España no es un país antisemita. Existen rescoldos, prejuicios, estereotipos
R. Antes del festival Rototom tuvimos los tuits del concejal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, Zapata. Pero antes hubo 17.000 tuits, en 2014, en la final de la Copa de Europa de baloncesto entre el Real Madrid y el Maccabi; 17.000 tuits extremadamente virulentos, agresivos, ofensivos, humillantes dirigidos contra los judíos en general y contra Israel en particular.
P. En otros países de Europa se han producido episodios que van mucho más allá de un tuit, ¿cómo es España de antisemita con respecto a otros países europeos?
R. España no es, afortunadamente, antisemita. No lo puede ser cuando ha incluido en la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa) el estudio del Holocausto. No puede ser un país antisemita cuando se reforma el código penal y se amplía la protección contra los delitos de incitación al odio y al antisemitismo. No lo puede ser cuando el Código Penal recoge la negación del genocidio como un posible delito. Y no puede ser un país antisemita cuando existe una ley, como la votada recientemente, a favor de los sefardíes. Seamos claros: España no es un país antisemita. Existen rescoldos, prejuicios, estereotipos. El Estado de Israel es el judío de las naciones, quieren deshumanizarlo”
P. ¿Cuáles son esos prejuicios?
R. Los tradicionales son asociar al judío al poder. Para la extrema derecha el judío es el inventor del comunismo y para los comunistas somos los viles explotadores de los más desfavorecidos. Es decir, los extremos se tocan y el judío siempre es el objetivo. Y eso hoy ocurre un poco con Israel. Y precisamente el BDS [la organización Boicot, Desinversiones y Sanciones] es la típica herramienta de esa nueva judeofobia. De alguna manera, el Estado de Israel es el judío de las naciones. Van a deslegitimarlo. Van a deshumanizarlo. Y quieren poner en duda su existencia.
P. Sin duda hay gente que lo hace, pero hay otra que lo que pone en cuestión no es el Estado de Israel, sino lo que hacen sus gobernantes.
R. No conocerás a pueblo más crítico que el pueblo judío y a una sociedad más crítica y exigente que la israelí. Pero una cosa es criticar la política de un Gobierno y otra poner en tela de juicio la legitimidad de un Estado. Movimientos como el BDS, y la extrema izquierda europea, ponen en tela de juicio la propia existencia del Estado de Israel.
P. Una encuesta sobre antisemitismo realizada por la Agencia Europea para los Derechos Fundamentales (FRA), de la UE, señalaba que el 26% de los judíos europeos dice haber sufrido algún tipo de acoso, verbal o físico. ¿Las comunidades judías españolas sienten ese acoso? ¿Se lo transmiten?
R. Las comunidades judías, viendo lo que ha ocurrido en el resto de Europa, en París, en Bruselas, en Toulouse o en Copenhague, tienen cierta inquietud. Afortunadamente, en España, desde 1980, no ha habido ningún atentado. ¿Ha habido agresiones, ha habido grafitis en las sinagogas? Sí. ¿Ha habido alguna agresión en la calle porque algún chico llevara una kipá?: sí. Pero no ha pasado de allí. Son hechos aislados. Sí, tenemos inquietud: el peligro del islam radical está allí, a las puertas de España. Y estamos seguros de que podría haber objetivos judíos.
P. ¿Considera usted que hay más antisemitismo que islamofobia?
R. Ambos se producen. Pero también creo que el islam moderado debería movilizarse mucho más de lo que lo hace en contra del islam radical. Nosotros mantenemos una política de tolerancia cero con proclamas antisemitas o racistas. Yo mantengo públicamente que la islamofobia es un crimen, es un error, es un delito, como lo es el antisemitismo, y la sociedad no puede ser cómplice.