No necesitamos una bola de cristal para adivinar que en el horizonte se despliega un gran tsunami mundializado de intolerancia con diversas formas y manifestaciones que alcanza ya a muchos países, evidenciándose en Europa su posible concreción episódica en las próximas elecciones europeas. La globalización sin derechos humanos, una política migratoria que no ha contemplado elementos como el desarrollo social de los países de origen, la explotación colonial y sus guerras, el control de flujos migratorios con vías seguras, ordenadas e integración con medidas contra la xenofobia, la corrupción en la gestión institucional, el problema unas redes sociales e internet que acumulan basura y odio, como así denunció la Comisaria de Justicia de la Unión Europea, la debilidad de la sociedad civil y la manipulación populista por nacionalismos y extremismos de diverso tipo, todo ello y mas, parece a la espera de un contexto de crisis o “turbulencias” económicas para destrozar lo conseguido, en términos de libertades, derechos y prosperidad social, cuando celebramos los 70 años de Derechos Humanos y 40 de Constitución.