Ekai, un adolescente transexual de 16 años, se suicida en Ondarroa

, | 16 febrero, 2018

La asociación Chrysallis Euskal Herria denuncia que el menor «llegó a su límite» al no haber conseguido un tratamiento hormonal que frenase su pubertad

MARÍA JOSÉ TOMÉ. EL CORREO.- Tenía solo 16 años y toda la vida por delante pero para él, que se sentía incomprendido por una sociedad que no reconocía su verdadera identidad sexual, era una condena. Más ahora, que la adolescencia había brotado y hacían evidentes los rasgos biológicos que no le correspondían. Ekai era todo un luchador, pero la batalla era tan desigual no pudo más y tiró la toalla. Su madre le encontró muerto este jueves en su habitación de la vivienda familiar de Ondarroa.

El suicidio de Ekai, un adolescente transexual residente en esta localidad vizcaína, ha conmocionado a las familias de la asociación Chrysallis Euskal Herria, que luchan por una ley que proteja y reconozca los derechos a los menores y jóvenes cuyo sexo registral no coincide con su género. «Estaba al límite y cuando llegó la adolescencia no pudo soportalo», explica Bea Sever, la portavoz de la asociación. Se ha marchado «sin hacer ruido» y temen que no sea el único caso. «En la asociación tenemos cuatro o cinco chavales que también están en una situación insostenible, algunos incluso tomando antidepresivos porque no pueden más».

Ekai estaba descontento con su cuerpo, hasta tal punto que ni se miraba al espejo. Estaba siendo sometido a seguimiento en la Unidad de Género del Hospital de Cruces pero, a pesar de la pelea de sus padres Ana y Elaxar por conseguir un tratamiento hormonal que frenase su pubertad, no lo habían conseguido. «El protocolo es muy estricto y está condicionado por el dictamen de médicos y psiquiatras. Normalmente, se autoriza a partir de los 16 años pero para Ekai ya llega tarde», denuncian desde la asociación, que demandan que el inicio del tránsito de estos chavales a su verdadera identidad no esté condicionada por criterios médicos. Como tampoco llegó a tiempo la formación que los responsables del Gobierno vasco habían prometido dar docentes y alumnos del instituto donde estudiaba Ekai para evitar malentendidos y humillaciones. «Se comprometieron en febrero del año pasado y aún no habían hecho nada».

Tímido y retraído

Gracias a su lucha sin denuedo y a la de sus padres, Ekai había conseguido que sus compañeros y profesores le llamasen por el nombre con el que se identificaba, aunque en su DNI apareciese el que le pusieron al nacer. Precisamente, a finales de noviembre Ekai se prestó a aparecer con su padre Elaxar en un informativo de La Sexta para dar su testimonio, a raíz de que el pleno del Congreso aprobase los trámites para que los menores transexuales pudiesesen cambiar su nombre y sexo en el Registro Civil sin necesidad de presentar informes médicos «Explicar a todo el mundo que eso no es así, que esos documentos están mal, te hace pasar muy malos ratos», explicaba ante las cámaras Ekai. Tampoco pudo cumplir este deseo.

De carácter tímido y retraído, Ekai veía como su cuerpo cambiaba, sentia la incomprensión de la sociedad, y no pudo soportarlo más. Su familia había presentado una queja ante los responsables médicos de Osakidetza pero, según Bea Sever, no sirvió para adelantar un tratamiento que quién sabe si hubiese evitado lo ya irremediable. «Nos queda la sensación de fracaso, de no haber estado a la altura, de no haber sabido adelantarnos a los acontecimientos. Nos queda la rabia y una tremenda impotencia, pero tambien la necesidad de seguir luchando. Detrás queda la colección de quejas ante el Hospital de Cruces, las preguntas incomodas y los items que no se cumplen. Detrás queda una familia destrozada. Detrás quedan los anhelos de un gran artista y una vida frustrada», explica en un emotivo comunicado la asociación Chrysallis, que ha convocado este sábado una concentración a las cinco de la tarde en la plaza de Ondarroa para despedir a Ekain y rendir homenaje a su lucha.

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